La misa transcurrió con pocos sobresaltos, solamente los que daban los jugadores de fútbol en el campo situado junto a la Iglesia.
Al salir nos dirigimos a Cádiz para darle una sorpresa a Juan-Antonio, con una tarta decorada con el dibujo de un órgano sobre la misma. Teníamos mesa reservada en Cumbres Mayores (calle Zorrilla), para acompañar la tarta con suculentos manjares. Al llegar Juan-Antonio y Ana-Mari le cantamos el manido "Cumpleaños Feliz", pasando posteriormente a entregarle un libro que le dedicamos con cariño.
Estábamos los siguientes: Rosa-Mari, Ana-Mari, Juan-Antonio, Natalia, Antonio, Maika, Jesús, Mely, Ángeles y un servidor. Nos sirvieron para ir abriendo boca unos aperitivos basados en paté de cabracho con caviar, mayonesa y ali-oli, además de revuelto y platos con jamón, queso y caña de lomo (creo que era). La carne era bastante abundante, pero cortada muuuuy goooorrrdaaaaa. La cena transcurrió sin sobresaltos, hasta el final, claro. El camarero trajo la tarta con los números puestos al revés, con lo cual Juan-Antonio cumpliría 93 años.
Esta idea fue mía, tampoco le vamos a echar la culpa a nadie ;). Como quedó un trozo de tarta por comer, se "decidió" darle una crema protectora a base de crema pastelera a Natalia, Antonio y Jesús, por la cara, calva y barba. También recuerdo cómo comenzaron a volar servilletas por la estancia, yendo a parar alguna que otra a copas con Rioja, derramando tinto elemento sobre el mantel. La verdad es que Maika ahí tuvo mucho tino ;). Se comenta que en los servicios hubo ración de violencia por parte de Antonio hacia Ángeles, siendo mojada ella por la cabeza con agua del lavabo.
Moraleja: el próximo cumpleaños lo celebraremos con Krispis o Special-K, que no manchan.
P.D.: ¿Habrán continuado la fiesta los que nos despidieron por la calle?